dimecres, 12 de desembre del 2012

¿Educación legitimadora? ¿O educación para el cambio?

María Alonso
Opinió - Estamos viviendo una época donde la sociedad se está viendo gravemente afectada. Y parece que cada vez más. El sistema capitalista en el que estamos envueltos ha propiciado que el mundo de la educación se vea atrapado también en él.

Decía Confucio que ''donde hay educación no hay división de clases''; decía Nelson Mandela que ''la educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo''... Entonces, ¿por qué cada día más niños ven peligrar su posibilidad de acudir a la escuela, de recibir educación?, ¿por qué cada vez la división económica es más profunda?, ¿por qué no cambia la sociedad, el mundo, si existen miles y miles de escuelas en el mundo? Sencillamente, porque el sistema educativo está preparado para legitimar el orden político, social y económico existente, transmitiendo de forma latente y oculta la bondad del sistema, ya que con un sistema educativo que lo favorezca se crea un respaldo importante. Y es aquí donde surge la gran cuestión, ¿realmente tiene que ejercer la educación la función legitimadora, favoreciendo aun más la división de clases y la no compensación de desigualdades? Claramente no. Hay que educar para el cambio, para todos esos valores que tanto se fomentan de palabra, pero que se terminan llevando el viento.

El sistema educativo y sus profesionales deberían estar para formar personas críticas, que piensen y razonen, capaces de detectar injusticias, problemas y errores, con el fin de alcanzar ese bienestar, dignidad y felicidad común que cada vez más parece una verdadera utopía inalcanzable. La educación inevitablemente está inmersa en la sociedad, pero quizá podría ser la sociedad la que se vea inmersa en la educación, siendo así la educación la que dirija al mundo, y no el dinero, y no la política, y no los intereses de unos cuantos. Desligar la educación del sistema social y económico, en la medida de lo posible, ofreciendo una educación que realmente permita a los ciudadanos ser libres, con un futuro de buenas posibilidades, olvidando su origen, sus condiciones económicas y sociales. Este es el mayor reto. Difícil, pero no imposible.

María Alonso, col·laboradora d'EduCa't amb qualitat!

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